Los neumáticos, aparte de ser una de las partes más importantes del coche, son los causantes de muchos residuos cuando se cambian por otros nuevos.
Cuando decidimos comprar unos neumáticos nuevos, vamos al taller o centro de reparaciones de automóviles, elegimos los más adecuados y disfrutamos otra vez de nuestro coche con toda la seguridad que nos dan unos neumáticos a estrenar.
Respecto a qué ocurre con los neumáticos viejos, nos pueden surgir algunas preguntas:
Se almacenan y cuando llegan a un determinado número, se llama a una empresa sin ánimo de lucro llamada Signus, que pasa a recogerlos para encargarse de la gestión medio ambiental de las ruedas usadas. Así, el taller y el dueño de los neumáticos no sufren ningún trastorno.
No nos cobran nada por la sencilla razón que ya pagamos un euro cuando compramos los neumáticos nuevos para cambiarlos por los antiguos, y esa tasa sirve para sufragar los gatos de recogida. No pasa eso cuando compramos un coche nuevo, pero cuando cambiamos los neumáticos a nuestro coche sí pagaremos esa pequeña tasa de un euro.
Actualmente se hacen tres cosas:
Muchos habrán visto esos grandes cementerios de neumáticos donde se acumulan toneladas y toneladas de ruedas con el peligro de que se pongan a arder, como ya ha sucedido en numerosas ocasiones. El problema es que un neumático ardiendo afecta, y mucho, a la calidad del aire. Sobre esto hay que decir que, desde 2006, una ley prohíbe esos inmensos recintos tan peligrosos para el medio ambiente y la salud. Los que todavía vemos y ya cada vez menos, son los que estaban funcionando con anterioridad a dicha ley.
El tratamiento de los neumáticos del coche usados es un buen ejemplo de cómo se puede transformar un residuo que antes solo generaba problemas medioambientales, gracias a una segunda vida, a través de la economía circular.
Fuentes consultadas: