Este verano de 2022 en España estamos pasando una racha de altísimas temperaturas y una de las mejores medidas para combatir el calor es darnos un baño, ya sea en una piscina, el mar, en un río o lo que tengamos más a mano para poder refrescarnos.
Por desgracia, en los doce primeros días de junio se han ahogado 19 personas. En este año, hasta el 30 de junio ha habido 140 muertos frente a las 90 del año 2021, es decir, un 55% más. El mes de junio de 2022 se coloca en segundo lugar con más ahogamientos mortales en los últimos 8 años.
La sensación de sumergirnos en el agua refrescante es tan fuerte que a veces, nos olvidamos de los peligros que esto conlleva. Todos los años se realizan campañas de concienciación para proteger a la ciudadanía de los posibles riesgos del baño. Son estos ciudadanos los que deben prestar atención y asumir como propias estas recomendaciones.
El problema es que como nos sabemos todos los consejos no les damos importancia y, a la hora de la verdad, se nos olvida o pensamos que eso no nos puede pasar a nosotros. El resultado es que, muchas veces, se comete algún tipo de imprudencia que puede llegar a convertirse en una desgracia.
Atención a la regla 10/20
El segmento más importante debido a su vulnerabilidad son los niños, de ahí la regla 10/20: cada 10 segundos el adulto responsable de la vigilancia debe mirar a los menores y no tardar más de 20 segundos en llegar hasta ellos, una recomendación de la Asociación Nacional de Seguridad Infantil.
Los menores son los más susceptibles de sufrir problemas a la hora de bañarse. Hasta junio se habían contabilizado 19 ahogados, el 13,57% de los fallecidos. En los últimos cinco años, más de cien menores han muerto por ahogamientos.
Las piscinas públicas son más seguras que las privadas puesto que están obligadas a tener socorristas y todas sus instalaciones en regla: piscina vallada, equipos de reanimación, etc., salvando aquellas piscinas privadas que por normativa municipal en función de las características de la piscina o número de vecinos requiera también su obligatoriedad.
La piscina vallada debería ser obligatoria en las piscinas privadas independientemente si hay obligación de tener socorrista o no. Muchas personas las vallan porque son conscientes del peligro que supone, pero por desgracia no siempre es así, unos porque afirman no tener niños, pero luego invitan a la piscina familias con niños y el riesgo ya está servido, por lo que la atención debe ser todavía más intensa.
Los niños deben estar siempre supervisados por un adulto que los vigile. No hay que olvidar que un niño se puede ahogar en unos pocos cm de agua (esto es también aplicable a la bañera de casa). Además de la regla 10/20 se deben observar las siguientes recomendaciones:
- Antes de enseñarles a nadar, enseñarles a flotar. Lo mejor es que primero sepan flotar para que así puedan salir de una situación complicada, luego será mucho más fácil enseñarles a nadar.
- No dejar juguetes u otros objetos que puedan ser atractivos dentro del agua o en el bordillo de la piscina porque los niños, movidos por la curiosidad, puede que quieran cogerlos. Un movimiento en falso y se caen al agua con el consiguiente peligro.
- Mucho cuidado con los cambios de temperatura y no entrar de golpe en el agua. Esto está especialmente dirigido a si han hecho ejercicio o han tomado el sol porque el contacto con el agua fría puede estrechar los vasos sanguíneos, la sangre no llega bien al cerebro y puede provocar mareos y desmayos por lo que el peligro de ahogamiento es notorio. Se conoce con el nombre de hidrocución, el popular corte de digestión que, incluso, puede llegar a provocar paradas respiratorias. Para evitarlo se debe entrar poco a poco en el agua, primero mojarse la cabeza y luego, el resto del cuerpo antes de tirarse a la piscina. De esa manera, la temperatura corporal se reducirá y no habrá la respuesta negativa del cuerpo que antes señalábamos.
- Muchas veces se celebran fiestas de cumpleaños de los niños en las piscinas de urbanizaciones o de hoteles y esto puede dar lugar a momentos de peligro. Cuando haya cierta aglomeración o cierto barullo se deben turnar adultos para la vigilancia.
- En algunas ocasiones se delega la vigilancia a una persona que, aunque ya no sea niño, todavía no es adulto. Un joven de 13/14 años da la sensación de que puede vigilar con seguridad a un menor, porque generalmente nadan muy bien, pero se puede despistar por falta de madurez y descuidar la vigilancia por unos momentos que pueden ser fatídicos.
- Cuidado con los flotadores, hinchables, etc., no son aconsejables porque dan una sensación de falsa seguridad. Con los flotadores, que antiguamente eran muy comunes, un niño se puede dar la vuelta y ahogarse de la manera más tonta. Lo recomendable son chalecos y los manguitos. Con los chalecos los niños flotan en una posición correcta y natural, y los manguitos acoplables son recomendables porque se pueden ir quitando poco a poco en función del avance natatorio del niño.
- Los que saben nadar y se quieran tirar de cabeza deben medir bien la profundidad para evitar chocar con la cabeza.
En definitiva, lo importante cuando nos vamos a dar un baño, sea donde sea, es tener sentido común y tener la conciencia clara de que estas situaciones pueden acarrear un peligro y que hay que minimizarlo porque hay muchas vidas en juego.
Fuentes consultadas:
#stopahogados