Según datos de la Real Federación Española de Salvamento y Socorrismo, un total de 372 personas murieron ahogadas en 2019. De ellas, aproximadamente el 10% fueron niños que se ahogaron en piscinas, ríos y playas. Incluso, muchos de ellos fueron bebés que apenas tenía tres años.
La Asociación Nacional de Seguridad infantil recomienda estar muy atentos a la norma 10/20 que dice que cada 10 segundos el adulto responsable de la vigilancia debe mirar si hay menores dentro o alrededor de la piscina y no debe tardar mas de 20 segundos en llegar a ella.
Además de esta vigilancia de los padres hay que tener en cuenta medidas de seguridad para ayudar a flotar a los niños con sistemas de seguridad adicional que sean homologados
Las instalaciones deben ser seguras. En las piscinas públicas es obligatorio el vallado, pero no así en las privadas.
Las piscinas dan lugar a muchos juegos, pero hay que tener mucho ojo porque dejar algún juguete en el agua puede ser un incentivo para que un pequeño quiera cogerlo
Lo mejor sería enseñar a los niños a nadar cuanto antes. No es un seguro de vida al cien por cien, pero si se minimizan los accidentes.
Muchas veces, los niños juegan a ver quién gana para ser mejor que los otros. En una piscina se ahogó un niño porque estaban jugando a ver quién aguantaba más tiempo debajo del agua sin respirar. Los padres estaban en el recinto de la piscina, pero se despistaron 5 minutos y ocurrió la tragedia.
Los mayores deberíamos aprender también a prestar los primeros auxilios, algo que nunca está de más y puede resultar muy beneficioso cuando se está en un lugar de baño.
La protección solar es también muy importante. No ya aplicándose cremas solares para cuidar la piel y evitar las quemaduras sino también para no sufrir un golpe de calor.
Los cambios bruscos de temperatura pueden dar lugar al tan reiterado corte de digestión. Muchos dicen que no existe, pero la cruda realidad nos dice que muchos de los ahogamientos se producen por esta causa. Para evitarlo, se debe entrar en el agua mojándose poco a poco, primero los pies, la nuca, las muñecas y por último frotarse la barriga. La sabiduría de nuestras abuelas tiene la confirmación de todos los médicos.
En el caso de las piscinas, los desinfectantes que se aplican para depurar el agua pueden ser peligrosos. El cloro puede ocasionar irritación en la piel y ojos enrojecidos. El cloro es muy eficaz para desinfectar las aguas, lo malo es cuando interactúa con otros agentes como la transpiración, los aceites naturales del cuerpo y la orina. Ahí es cuando se forman las cloraminas, un compuesto químico que es el causante de los efectos secundarios antes comentados.
Desde aquí queremos recomendar a todos los padres y tutores de niños que extremen la vigilancia y sigan las recomendaciones que hemos apuntado. En estos casos, es mejor pecar de precavidos.
Fuentes consultadas: Consumer.es (piscinas y peligros para la salud infantil) Prevenblog.com (tratamiento con cloro de las piscinas) Euroresidentes.com (piscinas y peligros para los niños) Publimetro.cl (6 peligros para los niños en las piscinas) R.F Salvamento y Socorrismo (ahogados datos estadísticos).