Hace un año que nuestras vidas dieron un giro de 180 grados y nos vimos invadidos por infinidad de sentimientos dañinos tales como el miedo, la soledad o la nostalgia.
Muchas personas han sufrido esta pandemia mundial muy de cerca con la pérdida de familiares, a muchos otros no les ha afectado directamente, pero igualmente les ha repercutido económica y psicológicamente. Hemos tenido que dejar a un lado los besos, los abrazos a nuestros seres queridos, cambiando por completo el modo de relacionarnos y nuestros hábitos.
Pero a pesar de todo, hemos sabido afrontarlo, con fuerza, con valía, con la mente fría y las ideas muy claras. Nos hemos adaptado a todos esos cambios que, de la noche a la mañana, tomaron las riendas de nuestras vidas, de nuestro día a día. Convertimos rincones de nuestros hogares en zonas de estudio, trabajo y ocio simultáneamente, nos hemos conocido más a nosotros mismos y a nuestro entorno, pero sobre todo, hemos aprendido una valiosa lección y es que, la verdadera felicidad, allá donde reside nuestra paz interior y esa fuerza que nos hace mirar hacia el futuro por muy oscuro que se presente, se encuentra en los pequeños detalles.
Gracias a ello, hemos podido afrontar un largo año, gestos que nos han ayudado a concebir la “nueva normalidad” como una oportunidad de cambiar nuestras agendas vacacionales y adaptarlas a hacer todos esos planes que nunca imaginamos que llegaríamos a hacer, nos hemos juntado todos para la consecución de un mismo fin, volver a lo de antes, hemos tomado conciencia y cada uno, en mayor o en menor medida, ha aportado su granito de arena para poner fin a toda esta pesadilla.
Llegará el momento de dejarlo todo atrás, de convertir esta historia en una anécdota que contar, de enterrar todos aquellos recuerdos que han sido soga para muchos de nosotros, ese día, poco a poco, va estando más y más cerca.
Cómo hemos sido capaces de introducir una nueva modalidad del teletrabajo, que para muchos se ha convertido en su jornada laboral, cambiando las oficinas, por las habitaciones o pequeños rincones de casa como los que antes comentábamos. El gran esfuerzo de digitalización que ha obligado a la mayoría de las empresas a cambiar radicalmente su modo de comunicar y vender, el uso de la tecnología para hacernos sentir un poquito más cerca de los nuestros y para desarrollar un gran potencial de cara al futuro.
Siempre se ha dicho que la unión hace la fuerza y que el ser humano es un ser social por naturaleza que necesita relacionarse con los otros para completarse. Si juntamos estas dos afirmaciones, hemos podido ver una sociedad muy comprometida con la pandemia, muy trabajadora y con gran afán de superación, muy detallista e implicada con los suyos, mucho más colaboradora que nunca.
"Queremos agradecer con este vídeo la dedicación, el esfuerzo y la buena adaptación de todas las personas que componen el equipo de MMT Seguros, ofreciendo en todo momento el mejor servicio y atención a todos nuestros mutualistas".
En resumen, hemos podido ver una gran empatía por parte de todos que nos ha llevado a darnos cuenta de las pocas cosas que valorábamos en su momento y lo afortunados que éramos antes de toda esta situación.
#lavidasonpequeñosdetalles