La función del seguro es estar presente cuando las cosas van mal, indemnizando los daños sufridos o aportando el servicio necesario para repararlos. En definitiva, acompañando a los clientes para tratar de que la normalidad vuelva a sus vidas después de un percance.
De esta forma, cada hora el seguro atiende más de 15.000 percances de clientes que han tenido un problema inesperado y han necesitado ayuda del seguro.
Esta industria se ocupa de averías, de accidentes, de problemas empresariales diversos; y protege la vida de las personas desde su inicio hasta el final. Desde un punto de vista económico, la actividad aseguradora representa en torno a un 5% del PIB español. Pero, en realidad, es mucho más.
La confianza que aporta, la certitud, es fundamental para el consumo y la inversión.
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