Te sabes tus décimos de memoria. Tienes uno acabado en 7, el día de tu cumpleaños. Otro que empieza por 2, tu número de hijos. Luego está el que te has comprado con tu cuñado, que acaba el 24, la edad con la que fuisteis al FIB. Y por supuesto, está el décimo del trabajo, que es un número primo porque la que lo ha encargado se las da de pitonisa.
Te sabes todos tus números. Incluso guardas en el móvil fotos de las participaciones del bar, la peña del fútbol y la cuadrilla del pueblo. Ayer fue la lotería pero, ¿qué posibilidades tenías de que saliera alguno de tus décimos?
Dada la cantidad de números que se ponen en juego en el sorteo de mañana, la probabilidad de que te toque el Gordo es de una entre 100.000. La probabilidad de ganar algún premio es del 5%, y la de quedarse a dos velas, del 86%. Pero a ti no te importa. Ya hueles el dinero. Lo ves chupao. Estás seguro de que te tocaría. ¿Es probable? ¿Es improbable? Para tenerlo claro, nada como las comparaciones.
Es más probable tener un incendio en casa o una gotera a que te toque El Gordo.
Estas son las probabilidades de que te ocurran otras cosas:
Como ves, hay otros “gordos” en la vida. Y como están ahí, ¿por qué no comprarte “un décimo de esos que tocan” para resolverlos? Porque, sí, ese boleto existe. Se llama seguro.
PD: Seguro que por lo menos, cae algún reintegro.
De todas formas ¡MUCHA SUERTE!