Parecía que las complicaciones sanitarias derivadas de la pandemia estaban limitadas a las enfermedades directamente relacionadas con el virus del COVID-19. Después de un tiempo, se ha visto que también ha influido, y de una manera importante, en la salud mental.
La depresión y el trastorno de ansiedad aumentaron tanto en niños y adolescentes como en personas mayores. Las restricciones de movilidad supusieron la aparición del miedo (por la salud, por el trabajo), del estrés (por estar encerrado entre las cuatro paredes de una casa), de la soledad (por no relacionarse con compañeros o amigos), etc. Además, la sobreexposición a las pantallas en niños y jóvenes adolescentes puede desembocar en una adicción.
El dato más ilustrativo y alarmante de esta influencia negativa en la salud mental está en el aumento de suicidios. En 2021, según el INE, fue de 4.003 personas, pero lo más importante es que, en los jóvenes, aumentó un 10% con respecto al período 2015 - 2019. No estamos diciendo que las restricciones hayan sido el detonante de este aumento de suicidios -ya sabemos que intervienen numerosas variables-, pero sí puede haber sido un factor desencadenante.
La labor de prevención de la salud mental es una de las labores esenciales de una familia. Sobre todo, cuando hay personas en edad infantil y adolescencia. Los padres deben protegerlos, cuidarlos y darles el afecto que se merecen y, todo ello, en su justa medida.
Para ello, es bueno la observación en todo momento del comportamiento de los hijos. Hay algunas señales de advertencia ante las que los padres deben estar sobre aviso. La Clínica Mayo sugiere estar muy atentos a los cambios de hábitos en los niños y adolescentes, tanto en comportamientos como en actitudes, estados de ánimo, rendimiento académico, relaciones personales, etc.
Para ello se requiere que los padres tengan una comunicación abierta y honesta con sus hijos lo que les permitirá expresar sus preocupaciones y sentimientos, y permitirá a los padres estar al tanto de cualquier problema que pueda estar experimentando.
Fomentarles la autoestima es otro punto vital. Ayudarles a manejar los retos y dificultades que se les puedan presentar, también les hará sentirse apoyados.
Los padres tienen que ser conscientes de si pueden brindar el apoyo que necesitan sus hijos. Si ven que no puede y siguen los problemas, la mejor solución es la consulta al psicólogo.
Si un especialista trata al niño o adolescente en los primeros síntomas seguro que podrá ayudar a enderezar esa tendencia depresiva.
En España siempre ha habido una reacción contraria a acudir a los profesionales de la salud mental, pero ahora, por suerte está cambiando esta tendencia y ya no hay apenas rechazo, porque cuanto antes se aborden los problemas será más fácil encontrar soluciones eficaces.
Los padres no solo deben poner al niño en manos de un especialista, sino que ellos deben preocuparse por saber más sobre la enfermedad y adaptarse a unas nuevas pautas para que las relaciones con ellos sean productivas.
Los Seguros de Salud de MMT Seguros incluyen todo lo necesario para que los miembros de la familia tengan a su alcance los mejores recursos para que, en cuanto se detecte el más pequeño problema, puedan disponer de los mejores especialistas para la mayor tranquilidad de la familia.
Fuentes consultadas:
Medidas de autocuidado para una buena salud mental post COVID
Línea de atención a conductas suicidas