Cuando se habla de radares, a todos nos viene a la mente el exceso de velocidad. Este nuevo radar medusa, en cambio, no se dirige a la velocidad sino al ruido de un vehículo.
En las grandes ciudades, uno de los principales problemas se centra en la contaminación acústica. Según datos de la AEMA (Agencia Europea de Medio Ambiente), causa 12.000 muertes prematuras en Europa. Un dato sorprendente ya que seguramente, la mayoría de nosotros no teníamos ninguna conciencia sobre este problema debido a que es una contaminación invisible.
En una ciudad, el 75% de esta contaminación acústica viene por la circulación rodada. En España, Barcelona ocupa el primer lugar entre las más ruidosas seguida por Madrid. De ahí que en Barcelona se haya puesto en funcionamiento un radar Medusa en la C-31 y están programados para su instalación 11 más.
En Suiza, país caracterizado por su rechazo a cualquier clase de ruido que altere la calma de la población suiza, ya funcionan los radares medusa desde hace tiempo. En Francia, también, y todos aquellos conductores de vehículos que hayan sido detectados por el radar que superen los 90 db, recibirán la correspondiente multa.
Ahora mismo, en el territorio nacional son los agentes municipales los que sancionan con 90 € a los vehículos con excesivo ruido. La sanción, en la mayoría de las ciudades, puede llegar a los 600 €, aunque en Sevilla las sanciones van de los 750 € a los 3.000 €.
Los radares medusa tienen como función la identificación de motos y coches cuyo ruido es demasiado alto y proponer una sanción.
La DGT estipula que los coches nuevos tienen que emitir un mínimo de 56 db y un máximo de 75 db, que supera los límites de la Comunidad Europea -55 db- y de la Organización Mundial de la Salud (OMS) - 40 db-.
Su tecnología se basa en cinco micrófonos que detectan los ruidos de los vehículos circulando. Son capaces de localizar todo tipo de ruidos y realizan diez escaneos por segundo. El radar también tiene una cámara de 360º para localizar el vehículo y notificarle la sanción correspondiente. Normalmente hay una primera fase de pruebas donde solo se notifica la infracción, pero no acarrea sanción.
A estos dispositivos se les denomina erróneamente radares, pero la verdad es que son sonómetros, ya que miden el nivel de ruido. La utilización de la palabra radar se utiliza por la connotación con el de exceso de velocidad y la correspondiente sanción.
La respuesta concreta es que ahora no, quizás más adelante. La razón es que todos los coches, hasta los eléctricos, producen ruido por el rozamiento de los neumáticos con el asfalto. A poca velocidad no es apreciable, pero a partir de 30 km/h cualquier coche hace ruido. Además, el parque actual de coches eléctricos, comparado con los vehículos de combustión, es mínimo.
Estos sonómetros, al ser instalados en las ciudades, no dependen de la DGT sino de los propios ayuntamientos, como establece la Ley de ruido. Aunque la DGT ha manifestado que está estudiando implantarla a nivel nacional.
Más información:
Directiva europea sobre evaluación y gestión del ruido ambiental
Multas por exceso de decibelios
Los radares medusa llegan a Barcelona