Si eres propietario de un vehículo, tienes la obligación, por ley, de contratar y mantener en vigor un seguro de coche obligatorio que cubra la responsabilidad civil del conductor. ¿Y eso qué es? El seguro de coche a terceros de toda la vida. ¿Por qué? Porque aunque nos creamos los mejores conductores del mundo, los imprevistos ocurren y hay que asegurarse de que habrá dinero para compensar a las víctimas en caso de accidente. Ya sea un golpe tonto de chapa o un accidente serio donde resulta gente implicada.
El seguro de automóvil obligatorio cubre exclusivamente la responsabilidad civil del conductor frente a terceros. ¿Y qué es lo que no está incluido? Los daños que sufras tú o tu vehículo si la culpa del accidente es tuya. Cuando tú eres el causante de la colisión, el seguro de coche obligatorio reparará los daños causados al otro coche o en la vía pública, indemnizará a los ocupantes de cada vehículo (tanto a quienes iban contigo como a las personas del coche contrario) y a los peatones en caso de lesión.
El seguro de coche obligatorio o seguro de coche a terceros en ningún caso reparará tu coche ni te indemnizará por tus lesiones. Si quieres tener esas protecciones debes contratar dos coberturas más. Una se ocupa de tu vehículo y se conoce como “daños propios”, aunque todo el mundo la llama "seguro de coche a todo riesgo". La otra cobertura se denomina “seguro de accidentes del conductor” y te protege a ti.