Los accidentes de tráfico en España se han llevado la vida de 551 personas en lo que va de año hasta junio de 2024, según datos provisionales a 24 horas de la Dirección General de Tráfico (DGT). Solo en el mes de junio de 2024, un total de 108 personas fallecieron en las carreteras, lo que representa un incremento de 25 víctimas mortales en comparación con el mismo periodo del año anterior.
El programa iRAP (International Road Assessment Program), antes conocido como EuroRAP, y del que forma parte la Fundación RACE, ha publicado un año más, el informe en el que se evalúa el estado de la siniestralidad en las carreteras españolas en el período comprendido entre 2020 y 2022. Este informe hace hincapié, sobre todo, en la siniestralidad de las vías convencionales.
Son aquellas carreteras que no forman parte de la red de autopistas ni autovías y que representan una gran parte del entramado vial del país, con 148.370 km de un total de 165.935 km. Según los datos del Observatorio Nacional de Seguridad Vial, son los kilómetros más peligrosos. Aunque en ellas se producen apenas el 23% de todos los siniestros, acaparan el 53% de las víctimas mortales. Las carreteras convencionales se usan menos, pero “matan” más.
Las autoridades internacionales en seguridad vial, como el European Transport Safety Council (ETSC), corroboran la experiencia española. Las carreteras convencionales, que como ya hemos dicho suponen el 89% de las vías en España, son también las más peligrosas en los países de nuestro entorno, y parte de la culpa de esa letalidad la tiene su propio diseño. Suelen tener una sola calzada y pueden presentar intersecciones a nivel, travesías y accesos directos a propiedades colindantes. Se caracterizan por tener límites de velocidad variables, generalmente más bajos que en las autopistas y autovías, y a menudo atraviesan zonas rurales y periferias de las ciudades.
2 de cada 3 fallecidos en carretera se producen en vías convencionales. Y el 75% de las víctimas mortales motoristas se producen en ellas. Y de los 118 atropellos, 62 se produjeron en vías convencionales, casi la mitad.
Es el momento de trabajar en la renovación de estas vías para adaptarlas a una realidad innegable: los conductores cometen errores y, hasta ahora, las carreteras secundarias no les daban margen para ello.
Una de las soluciones de infraestructura más exitosa hasta la fecha se creó en Suecia en 1998: las carreteras 2+1. Estas son vías convencionales reconvertidas en carreteras con un carril por sentido en las que se habilita otro carril central que permite realizar adelantamientos en tramos alternos a cada uno de los dos carriles de forma segura. Con este sistema, Suecia ha logrado una reducción de víctimas mortales y heridos graves de un 50%.
Se convierte en una autovía barata que funciona bien para reducir la siniestralidad porque evita las colisiones frontales y las salidas de vía, los dos siniestros más frecuentes en estas carreteras. Según estudios comparativos, las carreteras 2+1 son igual de seguras que las autopistas de gran capacidad. Incluso las muertes de motoristas se reducen en un 30%. En Alemania, esta solución ha sido implementada con éxito, logrando una significativa reducción en el número de accidentes graves y mortales.
Las carreteras convencionales, aunque menos transitadas, representan un peligro significativo en la red vial española debido a su diseño, estado de mantenimiento y las condiciones en las que operan. Es crucial implementar medidas de seguridad y renovar estas vías para reducir la siniestralidad y proteger a los usuarios. Salir con el coche en perfectas condiciones, tener un buen seguro y prestar la máxima atención a la carretera y a las normas de seguridad vial son varios de los pasos que necesita España para llegar al objetivo de cero muertes en 2025.
Para más información:
Evaluación de la red de carreteras del Estado
Cuáles son las carreteras españolas más peligrosas
Las 5 medidas de la DGT para reducir accidentes en las vías convencionales