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    22/10/2024 (actualizado: 22/10/2024)

    ¿Por qué el coche eléctrico no acaba de arrancar ni en España ni en Europa?

     

    La industria automotriz europea se enfrenta a un gran desafío con la adopción del coche eléctrico. Aunque se esperaba que estos vehículos fueran la punta de lanza en la lucha contra el cambio climático, las cifras de ventas muestran un panorama preocupante. 

     

    En España las cosas van por caminos parecidos. Un estudio revela que el 50,3% de los españoles no se plantea comprar un coche eléctrico en los próximos años. Las principales razones incluyen el alto precio (61,3%), la falta de puntos de recarga (46,6%) y el tiempo de carga (35,7%). Además, el 70% opina que la infraestructura de recarga es insuficiente. Solo un 9,7% cree que adquirirá uno en el futuro. Estos datos refuerzan las barreras percibidas para la adopción de vehículos eléctricos en España

     

    1. Desplome de las ventas y preocupación en el sector

    El mercado de los coches eléctricos en Europa ha experimentado una caída significativa en las ventas, especialmente durante agosto de 2023. Países como Alemania y Suecia, dos de los mercados más grandes del continente, han visto disminuir las ventas de eléctricos en un 39% y 52% respectivamente. Esta situación ha generado preocupación en la industria, que se ha visto obligada a presionar a Bruselas para retrasar la implementación de objetivos de reducción de emisiones de CO2.

    La Asociación Europea de Fabricantes de Automóviles (ACEA), argumenta que las ventas de vehículos eléctricos no alcanzan las expectativas, y que la transición acelerada a esta tecnología podría tener un impacto negativo en el empleo, la producción y la competitividad de la industria.

     

    2. Factores que frenan la adopción del coche eléctrico

    • Altos costos y falta de incentivos claros: uno de los principales obstáculos para la adopción del coche eléctrico es su precio elevado en comparación con los vehículos de combustión interna. Otro estudio da unas cifras muy parecidas al anterior, el 66% de los encuestados considera que el coche eléctrico es demasiado caro, lo que disuade a muchos potenciales compradores. Además, aunque existen incentivos gubernamentales, no siempre son suficientes ni están claramente comunicados a los consumidores, lo que crea una percepción de falta de apoyo.
    • Autonomía y carga insuficientes: la autonomía limitada sigue siendo un problema importante. Los conductores españoles, por ejemplo, demandan una autonomía superior a los 400 km, pero muchos modelos eléctricos todavía no cumplen con esta expectativa.
    • Tiempo de carga prolongado: otro de los puntos que frenan la adopción es el tiempo necesario para recargar las baterías. A diferencia de los coches de combustión que pueden repostar en minutos, los eléctricos requieren desde varios minutos hasta horas, dependiendo del tipo de carga. Esta falta de inmediatez es un freno significativo para los usuarios acostumbrados a la rapidez del repostaje tradicional.
    • Escasez de puntos de recarga públicos: en España hay poco más de 12.000 puntos de recarga públicos lo que contrasta con los Países Bajos que disponen casi 150.000 puntos. En nuestro país se estima que se necesitan entre 65.000 y 95.000 puntos de recarga para que se pueda llegar a los 5 millones de vehículos eléctricos, el objetivo señalado para 2030. A finales de 2023 la cifra de vehículos eléctricos no llegaban a los 500.000.
    • Incertidumbre económica y falta de confianza: la situación económica también juega un papel crucial. La subida del precio de la electricidad ha afectado directamente a los potenciales compradores de coches eléctricos, que no quieren enfrentarse a un gasto energético alto e inestable. Además, existe una percepción de falta de fiabilidad en los vehículos eléctricos, algo que contrasta con la familiaridad y seguridad que ofrecen los modelos de combustión interna.

     

    3. Consecuencias para la industria automotriz

    El lento arranque del coche eléctrico en Europa tiene varias consecuencias importantes:

    • Retraso en la transición verde: la falta de adopción masiva de coches eléctricos pone en riesgo los objetivos de reducción de emisiones de CO2 que la Unión Europea se ha fijado para los próximos años. Esto no solo afecta la lucha contra el cambio climático, sino que también expone a los fabricantes a sanciones y multas por no cumplir con las normativas ambientales.
    • Presión sobre la producción y el empleo: las plantas de producción en Europa, muchas de las cuales han sido adaptadas para fabricar coches eléctricos, están operando por debajo de su capacidad. España, el segundo productor europeo de coches, fabrica coches eléctricos en las plantas de Vigo, Figueruelas (Zaragoza), Villaverde (Madrid) y Vitoria. Esto genera incertidumbre sobre la estabilidad del empleo en el sector y puede llevar a decisiones de reestructuración que afecten a miles de trabajadores.
    • Competencia externa y pérdida de competitividad: mientras Europa lucha por aumentar las ventas de coches eléctricos, otros mercados como el chino avanzan rápidamente. China no solo domina la producción de baterías, sino que también está exportando coches eléctricos a Europa a precios más competitivos, lo que amenaza con desbancar a los fabricantes locales si no se logra un cambio en la tendencia de ventas.

    El futuro del coche eléctrico en Europa depende de la capacidad de la industria para adaptarse y superar los desafíos actuales. Solo a través de una acción coordinada y una respuesta efectiva a las preocupaciones del consumidor, se podrá acelerar la adopción de esta tecnología fundamental para un transporte más sostenible.

     

     

     

    Para más información:

    Asociación Europea de Fabricantes de Automóviles (ACEA)

    Ventas de vehículos eléctricos en Europa en 2024

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