La mayor parte de los perros que están asegurados en España no tiene una póliza con su nombre. Existen los seguros de mascotas, ciertamente; pero, en términos generales, muchos dueños de perros únicamente se protegen por la responsabilidad civil, esto es, las indemnizaciones que deban pagar por daños causados por su animal; daños de los que son responsables según el Código Civil. A menudo, los seguros del hogar tienen unos límites de protección por responsabilidad civil lo suficientemente altos como para cubrir los daños que pueda causar el perro, incluso si es de raza peligrosa y la ley obliga a que tenga seguro.
Ésta es la teoría. Pero… ¿cuál es la práctica? ¿Qué podemos decir sobre los percances que suelen causar las mascotas?
Bueno, pues podemos decir algunas cosas.
Es cosa de perros. Aunque hablemos de la protección de las mascotas, debemos decir que, en realidad, estamos hablando de perros. La responsabilidad civil de animales de compañía también cubre los daños provocados por gatos e incluso otras mascotas más exóticas. Pero es raro ver un percance que no sea causado por un perro. Los perros son la mascota más frecuente y, además, son bastante más impetuosos que el resto de los animales que se suelen tener en casa. A menos que, como Jesulín de Ubrique, tengas un tigre, claro…
Es cosa entre perros. La inmensa mayoría de los perros nunca dañan a nadie. Pero la minoría que lo hace tiene a otros perros como su principal objetivo. Cuando hay lesiones de por medio en un percance de responsabilidad civil de mascota, lo normal es que aparezca una factura de veterinario, porque la víctima suele ser otro perro. Una excepción son los perros localizados en zonas rurales; éstos tienen más facilidad para elegir otros animales para sus perrerías. Un perro rural puede atacar a gallinas, cabras, ovejas, incluso cerdos. Con las vacas no veamos que se atrevan.
El descuido humano es fundamental. Aunque es difícil hablar de porcentajes, no menos de un 70-80% de los daños causados por perros tienen su origen en un fallo humano. El perro dañino es un perro que se escapa del control o de la correa de su amo, o de la finca donde está guardado. Por lo tanto, reducir los percances causados por perros, más que pasar por educarlos mejor puesto que la mayoría ya son suficientemente pacíficos, pasa por extremar el celo de los dueños, sobre todo cuando los sacan de paseo.
Los perros no usan gafas ni móviles. Métetelo en la cabeza. Para un perro, un móvil y, sobre todo, unas gafas, son el juguete mordedor perfecto. El objeto habitualmente más destruido por un perro son gafas que se encuentre sobre una mesa; las coge, las muerde, y adiós. Obviamente, la inmensísima mayoría de los casos en los que un perro muerde unas gafas, ello ocurre en su propio domicilio, cuando algún pariente o amigo de sus amos está de visita. Así que, ya sabes: si vas a una casa de visita, ellos tienen perro y tú gafas, o te las guardas o te las dejas puestas. Si el perro te las ve sobre la nariz, ni se le va a ocurrir ir a por ellas.
No tienes que ser un coche para causar un accidente. Además de las lesiones a las personas, que ocupan el extremo de los percances más graves causados por perros, se encuentran los accidentes causados por ellos. Una vez más, casi todas las veces hablamos de perros que se han escapado al control de sus dueños y vagan de una forma más o menos descontrolada. Un perro en la calzada del tráfico es un elemento extraño que puede provocar reacciones por parte de los conductores, así pues aquí tenemos un percance afortunadamente poco habitual, pero posible: el accidente de tráfico causado por un perro, porque fue causado por conductores que trataban de evitar a un perro. Un subconjundo de éstos puede ser los percances causados por perros a ciclistas, que en ocasiones conllevan lesiones. Pero, una vez más, la receta es la misma: llevar controlado a tu animal, que para eso es tuyo y tu responsabilidad.