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    21/12/2017 (actualizado: 16/12/2020)

    La seguridad de los niños en el hogar

     

    Cuando hablamos de la seguridad de nuestros hijos casi siempre hacemos referencia a su integridad física, pero también es muy importante que desarrollen la seguridad en sí mismos.

    Creemos que casi nadie tiene duda de que un niño seguro de sí mismo tendrá un desarrollo intelectual y emocional mucho más rico que el típico niño apocado, distraído y metido en su mundo.
    Cuando pasamos al terreno de la integridad física los dos comportamientos tienen ciertos factores de riesgo por lo que los debemos proteger de la mejor manera. El niño seguro de sí mismo puede intentar hacer algo que esté fuera de sus límites –no hay que olvidar que son niños- y el niño apocado o distraído está expuesto a numerosos peligros debido a su falta de fijación en las cosas que puedan resultar negativas para él.

     

    Seguridad en sí mismos e integridad física. No queremos priorizar una sobre otra. Las dos son muy importantes, básicas y necesarias. La integridad física es fundamental. Según un estudio más del 20% de las muertes en niños de uno a cuatro años vienen originados por accidentes en el hogar.
    MÁS DEL 20% DE LAS MUERTES EN NIÑOS DE UNO A CUATRO AÑOS VIENEN ORIGINADOS POR ACCIDENTES EN EL HOGAR
    Los niños son niños y ¿quién no ha visto a cualquier niño hacer una locura en un momento determinado? Todos lo sabemos en primera persona, también hemos sido niños.
    Aunque somos de la opinión de que a un niño se le debe educar para conseguir la mayor seguridad en sí mismo, también hay que decir que, durante ese proceso, la falta de madurez puede jugarle malas pasadas y si no nos ocupamos de su seguridad física les estaremos empujando a comportamientos peligrosos.
    En este artículo vamos a tocar ambos aspectos de la seguridad para conseguir una conducta integral y globalizadora donde la seguridad sea parte fundamental para que redunde en la felicidad de nuestros hijos.

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    DEJALO ACTUAR, PERO CON SEGURIDAD
    Muchas veces impedimos a nuestros hijos desenvolverse con naturalidad por miedo a un peligro inexistente. Siempre estamos con la alarma puesta, viendo accidentes que nunca ocurren Si seguimos esa línea vamos a conseguir que no haga nada que sea estimulante para él. Pero lo que no podemos hacer es, por ejemplo, si tenemos una casa con escaleras, no poner algún cierre de seguridad. No está de más que el niño se aventure a subir o bajar las escaleras, pero siempre bajo la supervisión de un adulto. El resto del tiempo, las escaleras deben tener la protección necesaria.
    Lo mismo pasa con los cajones. Uno de los mayores placeres del niño es abrir y cerrar cajones. Supone un ejercicio estupendo para que el niño entienda ciertos movimientos direccionales.
    Y pasa exactamente igual que con lo anterior: cuando se realiza bajo la supervisión de un adulto todo está bien. Pero el resto del tiempo deben poner pestillos de seguridad para evitar ser abiertos por el niño. Las puertas es otro elemento muy atractivo para ellos, pero para una mayor protección debemos poner topes de espuma para evitar que los dedos se lastimen si les pilla la puerta.
    NORMALMENTE, UN ORDEN EXTERNO ES EL REFLEJO DE UN ORDEN INTERNO MENTAL
    VALORA SUS LOGROS
    En esa edad temprana lo que mejor se comprende es un sí o un no, o el muy bien o muy mal. Para ello, aparte de numerosos juguetes educativos, puedes aprovechar cualquiera de las acciones anteriores para reconocerle lo bien que lo ha hecho (siempre y cuando lo haga bien; si le das ánimos cundo lo hace mal solo conseguirás confundirle).
    Si, por ejemplo, vas a hacer un postre, le puedes pedir que te ayude y que te traiga el azúcar, un tenedor o incluso, que bata los huevos. Si todo esto lo tienes muy controlado –dejando la manipulación de horno o fuegos para cuando él no esté en la cocina- le puedes jalear lo bien que lo ha hecho y, cuando saques la tarta a la mesa, decir a todo el resto de comensales que gracias a tu hijo te ha salido tan rico. El niño se sentirá muy reconocido e interpretará que cuando hace ciertas tareas tiene una recompensa emocional.

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    DELEGA EN ÉL TAREAS SENCILLAS
    Lo importante es que se sienta autónomo y cada vez sea capaz de tomar más decisiones. Si le encargamos que recoja todos sus juguetes, que los meta e su baúl o cajón y que lo cierre, siempre supervisados –por lo menos en un principio- por un adulto, le podremos reconocer lo bien que lo hace y él estará aprendiendo la importancia del orden. El orden es fundamental en la vida de un niño porque va a imprimir carácter cuando se haga mayor. Normalmente, un orden externo es el reflejo de un orden interno mental.
    ESTABLECE LÍMITES
    Este es una de las cuestiones cruciales en el desarrollo de un niño: los límites. Hasta tal punto, que muchas veces se pueden confundir con hiperactividad, lo que lleva a una gran confusión tanto en el niño como en la familia. Los límites son fundamentales y básicos para un buen desarrollo emocional y seguridad física del niño. Y no digamos para la seguridad del niño. La falta de límites lleva a tomar riesgos innecesarios. Cada vez que pongas un imite explícale por qué se lo pones y las consecuencias de que no lo siga.
    LOS LÍMITES SON FUNDAMENTALES Y BÁSICOS PARA UN BUEN DESARROLLO EMOCIONAL Y SEGURIDAD FÍSICA DEL NIÑO
    EVITA LA COMPARACIÓN CON OTROS NIÑOS
    Siempre se ha dicho que las comparaciones son odiosas. Y lo son, porque solo se toma en cuenta lo que la otra persona tiene mejor y así se sale perdiendo. Si un amigo de tu hijo sabe preparase el desayuno y el tuyo todavía no, no lo pongas de ejemplo porque solo quiere decir que ese amigo sabe hacer una cosa que tu hijo no sabe. Muchos padres creen que motivarlos así es bueno porque aumenta el espíritu de superación, pero la verdad es que el desarrollo de un niño es mucho más complejo y no se puede simplificar llevándolo a un método comparativo.

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    ESCUCHARLE ES IMPORTARTE
    No solamente escucharle sino intentar comprender todo lo que nos dice con su lenguaje gestual. Puedes llegar a entender emociones, sensaciones placenteras o de repulsa que te apoyará en tu educación al niño.
    Como decíamos antes, seguridad en sí mismos e integridad física no hay que disociarlos y ser efectivos en ambas enseñanzas es lo mejor que podemos dar a nuestros hijos.

    Nueva llamada a la acción