En el ámbito de la Seguridad Vial, aunque a menudo subestimados, los reposacabezas se destacan como uno de los elementos más significativos para la protección de los ocupantes de un vehículo. Estos dispositivos desempeñan un papel fundamental en la prevención de lesiones graves, especialmente en accidentes por impacto trasero. El latigazo cervical, una de las lesiones más comunes en este tipo de colisiones, puede ser mitigado de manera significativa gracias a un reposacabezas correctamente diseñado y ajustado.
El término "latigazo cervical" fue acuñado por primera vez por Harold Crowe en 1928. Describe las lesiones por aceleración-desaceleración o flexión-extensión que afectan a la columna o la región del cuello. Este tipo de lesión ocurre cuando la cabeza es sacudida repentinamente hacia atrás y luego hacia adelante, generalmente como resultado de un choque trasero. El latigazo cervical puede causar dolor crónico, rigidez, mareos y, en algunos casos, discapacidades a largo plazo.
El efecto látigo puede manifestarse a velocidades superiores a 10 km/h, lo que lo convierte en una lesión frecuente. Dependiendo de la violencia del movimiento, puede provocar desde rigidez y dolor en el cuello hasta problemas neurológicos en los casos más severos. Es importante destacar que las mujeres tienen hasta un 20% más de probabilidades de sufrir latigazo cervical, sobre todo aquellas con edades comprendidas entre los 20 y los 50 años, debido a la forma de sentarse y la menor fuerza de los músculos del cuello.
Desde su introducción en los automóviles hace varias décadas, los reposacabezas han evolucionado tanto en diseño como en funcionalidad, convirtiéndose en un estándar obligatorio en la mayoría de los vehículos a nivel mundial. En España, los reposacabezas delanteros fueron obligatorios en 1996 y los traseros en 2003.
No obstante, su efectividad depende en gran medida de cómo se utilizan y ajustan. Un reposacabezas mal colocado puede, en lugar de proteger, aumentar la gravedad de una lesión durante un accidente. Por ello, es importante que los ocupantes de un vehículo conozcan cómo se debe colocar.
La parte superior del reposacabezas debe estar alineada con la parte superior de la cabeza del ocupante o al menos a la altura de los ojos. Esto asegura que, en caso de un impacto, la cabeza no se incline hacia atrás más allá del reposacabezas.
El reposacabezas debe estar lo más cerca posible de la parte posterior de la cabeza del ocupante. La distancia ideal es de aproximadamente 4 centímetros o menos. Un reposacabezas demasiado alejado puede no proporcionar el soporte necesario en un choque, aumentando el riesgo de lesiones cervicales.
El ángulo del respaldo del asiento también afecta la efectividad del reposacabezas. Un respaldo demasiado inclinado puede comprometer la alineación adecuada entre la cabeza y el reposacabezas, disminuyendo su capacidad de protección.
El impacto de los reposacabezas en la Seguridad Vial es considerable, especialmente en la prevención de lesiones como el latigazo cervical. A continuación, se presentan algunas estadísticas clave que reflejan la importancia de estos dispositivos en la reducción de la gravedad de las lesiones en accidentes de tráfico.
Como hemos visto, el latigazo cervical es una de las lesiones más comunes y potencialmente graves en accidentes de tráfico. Por ello, contar con un seguro de coche adecuado no solo es una obligación legal, sino también una herramienta esencial para garantizar que tanto los gastos médicos como las indemnizaciones estén cubiertos en caso de un siniestro. La combinación de un vehículo bien equipado y un seguro confiable es la mejor manera de protegerse y proteger a los demás en la carretera.
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