Una familia con tendencia a ser atropellada, un barco hundido al que nadie encuentra y un disparo de dudosa trayectoria protagonizan algunos de los intentos de fraude al seguro más sonados de 2017. Todos ellos fueron descubiertos y, por eso, las compañías que los destaparon han recibido ahora un premio en el XXIV Concurso sectorial de detección de fraudes.
Los casos seleccionados en este concurso están recogidos en el informe “El fraude al seguro español, que ha analizado más de 165.000 intentos de estafa, reportados por 38 aseguradoras españolas. Del informe no sólo se desprenden casos sonados sino también cifras que llaman mucho la atención, como el hecho de que haya aumentado un 38% el intento de fraude de pequeño importe, es decir, el no profesionalizado, que se da sobre todo en el seguro de automóvil.
Aunque no se trate de grandes estafas, evidentemente, la suma de todos los casos supone en su conjunto un importante desfalco para las aseguradoras. Por ello, las entidades dedican grandes esfuerzos a la investigación de fraudes. Según el estudio, que ha analizado al 54% de la cuota de mercado asegurador, por cada euro invertido en investigar un fraude, las compañías recuperan 48 euros.
Las aseguradoras recuperan 48€ por cada euro dedicado a investigar estafas
Un año más, el seguro de automóvil ha sido el preferido para intentar colársela al seguro, en este ramo se han detectado el 63% de todos los intentos de fraude. ¿Qué pretendían los asegurados? Realizar reclamaciones desproporcionadas, o bien, ocultar lesiones o daños preexistentes. Los seguros de diversos (incluyen hogar, comercio y comunidades) han sido cerca el 29% de los casos, la mayoría de ellos por siniestros simulados. Por último, los seguros de vida, accidentes y salud, han supuesto cerca del 6% de los intentos de estafa, sobre todo, vinculados a la ocultación de lesiones preexistentes.
¿Quieres conocer algunos de los casos más sonados que hemos descubierto en esta edición del certamen? Atento:
El del atropello infinito
Hay que tener mala suerte, o poca vista, para que te atropelle un coche saliendo de un estacionamiento, pero estas cosas pasan. Eso sí, que pase una y otra vez, ya es más raro. Es lo que le ocurría a cuatro miembros de una familia de Ourense a los que se les acabó el chollo gracias a una aseguradora que decidió investigar el accidente de uno de sus asegurados. Su cliente tenía el coche en el aparcamiento de un centro comercial y, al arrancar su coche marcha atrás, atropelló a una persona. Aunque el atropellado parecía no haber sufrido daños, por prudencia, el conductor le pidió los datos y, a su vez, avisó a su aseguradora. Al ponerse en contacto la entidad con el afectado, este asegura tener dolores de hombro, lumbares, mano y rodilla y, además, solicita autorización para una intervención quirúrgica. En total, unos 24.000 € y el pago de gastos médicos. Al perito médico todo le huele raro y se pone en contacto con la Guardia Civil que acaba descubriendo que cuatro miembros de una familia llevaban años simulando accidentes, declarando dolores al día siguiente del atropello. El caso ha recibido el 3er premio en la categoría de Automóviles.
El del barco desaparecido
Por desgracia, los barcos de pesca se exponen a un peligro constante cada vez que salen a faenar, por eso no era de extrañar que una embarcación de estas características se hundiera en la costa de Cádiz en un día de trabajo. Ya no es tan normal, eso sí, que el accidente ocurra solo cinco meses después de contratar un seguro y que, resulte imposible encontrar la embarcación hundida. En este caso, de hecho, todo huele a chamusquina: el barco no activó las señales de alarma y, la embarcación que acudió en su auxilio era propiedad de un sobrino del empresario pesquero.
Por si fuera poco, solo unos días antes, el barco había recibido permiso para navegar 30 millas mar adentro (antes solo podía hasta 10 millas) una zona con mucho menos tránsito marino. La aseguradora trató de localizar el barco hundido pero nunca dieron con él, se quedó en el fondo del mar, como la indemnización de 325.000€ que pedía su propietario y que un juez le denegó. El caso ha recibido el 1er premio en la categoría de Diversos.
El caso ganador del 1er premio Ex. Aequo en la categoría de seguros Personales es probablemente uno de los casos de intentos de fraude al seguro más duros del certamen de este año, tanto por las circunstancias del asegurado como por las características de la estafa descubierta. El protagonista es un hijo de españoles nacido en Venezuela que en 2005 llegó a España para empezar una nueva vida en Castellón, donde trabaja como fontanero hasta que pierde su empleo en 2009.
En este contexto y como en otros años, decide viajar con su mujer a su país natal y allí sufre un terrible accidente, un atraco a mano armada. En el forcejeo con los asaltantes, acaba sufriendo la amputación de varios dedos, así como partes de las palmas de las manos, lo que le impide desarrollar de nuevo su profesión. De nuevo las precauciones del asegurado hacen dudar de lo ocurrido: antes del viaje había contratado cinco seguros de vida y accidentes con unos capitales muy elevados. La investigación pericial determina que la narración de los hechos es incompatible con la trayectoria que debería haber seguido una bala para provocarle esas heridas. Además, el asegurado mantiene que una vez herido condujo 16 kilómetros hasta un hospital, algo que llama la atención no solo por la proeza física que supone sino porque había dos centros médicos a apenas 4 kilómetros de donde fue atacado. El juez determinó que no estaba acreditado lo ocurrido y le denegó el cerca de un millón de euros que reclamaba a varias aseguradoras.
El jurado encargado de elegir a los ganadores del certamen estaba integrado representantes del sector (UNESPA, ICEA y DGSFP) e instituciones relacionadas (Policía Judicial y Asociación de Peritos).