El pasado 6 de abril se conmemoró el Día Internacional del Deporte para el Desarrollo y la Paz, auspiciado por Naciones Unidas. Como todas estas efemérides se trata de dar mayor visibilidad y amplificar, en este caso, los valores del deporte en la sociedad.
Los valores del deporte empiezan con las personas, mejor si empiezan a una temprana edad, porque son necesarias para el desarrollo personal y las habilidades sociales. El deporte está tan presente en la sociedad que los ciudadanos de cada país viven como suyos los triunfos de sus compatriotas en eventos internacionales. Existe una especie de correlación entre éxitos deportivos y éxitos sociales. Un país que triunfa en los deportes es un país de éxito.
De ahí que muchos países tratan por todos los medios desarrollar una política de prácticas deportivas orientadas no solo al deporte de base, sino que también al deporte de élite. El medallero olímpico es una buena muestra de esto: en los primeros lugares se encuentran los países más avanzados económicamente y que ponen mucho esfuerzo y dinero para que sus atletas copen las medallas y el pueblo se sienta orgulloso de ellos, que representan a su país y por añadidura a ellos mismos. Los éxitos del deporte han servido como instrumentos de prestigio nacional, influencia política y orgullo colectivo
El deporte ha servido tanto para unir como a veces para separar personas y países, como es el caso del fútbol que une aficionados, pero por desgracia separa a rivales llegando incluso a la confrontación física como es el caso de los hooligans. Con los países pasa lo mismo: tan solo tenemos que recordar, como ejemplo de separación, los Juegos Olímpicos de Rusia que Estados Unidos se negó a asistir por motivos políticos: el país organizador había invadido Afganistán. Rusia le devolvió la jugada en los siguientes juegos que se celebraron en EE.UU. por la invasión de Granada. Estábamos en plena guerra fría y se llevó hasta el deporte.
Paar unir tenemos el ejemplo de los Juegos Olímpicos de invierno de 2018, las dos Coreas, la del norte y la del sur, tan enfrentadas desde la famosa guerra de Corea, que duró del año 50 al 53. Después de tanto años de relaciones diplomáticas inexistentes, desfilaron bajo una única bandera. Todo un símbolo de lo que puede conseguir el deporte.
También se utilizó el deporte como arma de presión en los períodos duros del Apartheid sudafricano. Presión que no disminuyó hasta que se eliminaron esas trabas a la gente de color. Con dolor tenemos que recordar la olimpiada de 1972 en Múnich del año donde unos terroristas palestinos irrumpieron en sus instalaciones y originaron una gran matanza.
Pero por encima de todo, el deporte se asienta como uno de los grandes valores de las personas y de la sociedad. De ahí que, el día 6 de abril, se haya institucionalizado como el día internacional del deporte.
