La mayoría de nosotros, cuando no sumergimos en ese montón de fotos que hay en todas las casas, acabamos encontrándonos con la imagen de un coche. Eso de posar al lado del coche propio es un clásico, especialmente para nuestros mayores porque era casi lo más valioso que tenían, además de su casa. Los coches dicen mucho de nosotros; el coche que conducimos es una combinación de lo que podemos pagar y lo que deseamos tener. De alguna manera, contar nuestra vida es observar los coches que tuvimos, o que condujimos.
Las estadísticas de seguros permiten saber, con bastante representatividad, qué coche conducen los españoles según su edad, y su sexo. De esta manera, es posible construir la historia de la vida teniendo en cuenta el coche conducido.
Lo que nos dicen los datos es que, en la mayor parte de los casos, el primer coche que tienen tanto hombres como mujeres es un Seat Ibiza. Lo cual no quiere decir que el Ibiza sea un coche de jóvenes, porque sigue situado en las preferencias incluso a las edades más avanzadas.
Los datos sugieren también que los hombres cambian de coche más que las mujeres. Esto es así porque a lo largo de la vida, un hombre tiene tres modelos preferidos: el Ibiza para salir con los amigos; el Volkswagen Golf cuando más o menos se casa o se independiza; y el Renault Megane a partir del momento en que los camareros, en las cafeterías, comienzan a llamarlo de usted.
Las mujeres, en cambio, son más fieles. El sempiterno Ibiza, que no por casualidad es el modelo más extendido en todo el parque (uno de cada 29 coches que circula es un Ibiza), es el modelo preferido de las conductoras, cualquiera que sea la edad en la que se pongan al volante. Mirando los otros puestos para darle más riqueza al tema, vemos que la conductora joven que no se decanta por un Ibiza lo hace por un Polo o un Clio, coches de parecidas características pues. En la treintena hay se permite un Golf o un Megane. Y con estos modelos el resto de la vida hasta llegar a las conductoras de más de sesenta, que optan de nuevo por coches más pequeños como el Clío o el Opel Corsa.
Así es la vida, y así son los coches en los que se conduce. Tal vez la tuya también se parezca.