Las personas que creen en el ángel de la guarda creen en una presencia invisible que les protege de las cosas malas. La industria aseguradora no necesita creer en él, porque sabe que existe. El ángel de la guarda del seguro se llama reaseguro.
El reaseguro es invisible porque el cliente nunca lo ve. El cliente de un seguro sólo se relaciona con su asegurador. Por eso desconoce que, en realidad, más allá de su asegurador puede haber uno o varios reaseguradores, que son aseguradores que asumen una parte del riesgo de tener que pagar si al cliente le ocurre un percance. El cliente siempre se relaciona con el asegurador: le paga la prima, y cobra de él si tiene el percance. Pero el reaseguro existe y permite, aceptando parte de los riesgos, que éstos se diluyan, es decir, se paguen en ocasiones entre decenas e incluso centenares de aseguradores y reaseguradores.
Los datos oficiales de nuestro supervisor (año 2015) nos dicen que el seguro español es más de ceder que de aceptar en el extranjero. Esto es: son más los riesgos que les «pasamos» a entidades de fuera de nuestras fronteras que los que «cogemos». Ambas magnitudes, sin embargo, son muy pequeñas en relación con la producción total (como el 2% del total), lo cual demuestra que el seguro español es un seguro maduro, solvente y capaz.
Los países de donde más riesgos aceptamos son Francia, Estados Unidos y Reino Unido.
Alemania es el país al que más riesgos cedemos en reaseguro (de los distintos de España), seguido de Reino Unido y Suiza. Por su parte, los países de donde más riesgos aceptamos son Francia, Estados Unidos y Reino Unido.
El reaseguro es una disciplina muy especializada que ha hecho posible que casi cualquier riesgo, por grande que sea, pueda ser cubierto por el seguro. Así pues, aunque no lo vemos, está ahí. Y nos protege