A partir de julio de este 2022, todos los coches que se quieran homologar en la Unión Europea deberán incorporar, de serie, unas ayudas básicas a la conducción (ADAS1), con el objetivo de reducir drásticamente las muertes por accidentes de coche.
En concreto, con estas ayudas se cifra en 25.000 las muertes que se quiere evitar y en 140.000, las lesiones graves.
Hemos hablado en otros artículos de este Blog de tres de las ayudas: el alcolock, la caja negra de los coches y la presión de los neumáticos.
Ahora veremos en qué consiste la ayuda para combatir la fatiga y somnolencia al volante, que son la causa de la mayoría de los accidentes de coche.
La sensación de sueño es muy habitual en los conductores. Sentados en el asiento y con las manos en el volante, el coche le transmite las vibraciones del motor, un zumbido o sonido continuado, algo así como cuando se acuna a un bebé. Por eso, algunas veces, aunque no se tenga mucho sueño, al conducir nos entra esa sensación de somnolencia.
Según datos de la DGT, el 93% de los accidentes de circulación son causados por distracción de los conductores y, en un porcentaje muy elevado, estas son ocasionadas por la fatiga y la somnolencia.
La finalidad de esta ayuda a la conducción consiste en avisar y activar al conductor cuando detecta que puede estar en peligro por la fatiga o la somnolencia, ya que la probabilidad de accidentes aumenta peligrosamente.
El proceso de análisis se realiza a través de una centralita que recopila todos los datos que le envían los diferentes asistentes a la conducción instalados en el coche y que pueden ayudar a detectar estas distracciones. Tanto los propiamente enfocados a la detección de la fatiga y somnolencia, como otros asistentes tecnológicos pueden aportar información muy importante.
En los sistemas más avanzados se incluye una cámara frontal que registra las facciones de la cara: si se parpadea con más frecuencia de lo normal, si se mueven los ojos de un lado a otro y no se centran en la carretera o, incluso, si ladea la cabeza. Todos estos datos se recopilan y analizan para saber el estado del conductor.
El volante también detecta que, a medida que pasa el tiempo de conducción, la presión de las manos disminuye, por lo que el sensor manda un aviso a la centralita.
De igual manera, si los cambios de dirección son constantes y bruscos, o no se pone los intermitentes, o si se pisa continuadamente las líneas del carril, indican que el conductor se está relajando mucho.
El motor se convierte en un sistema importante a la hora de detectar la fatiga. Una de las recomendaciones básicas cuando se hacen viajes largos consiste en descansar 20 minutos cada dos horas. Pues bien, a través de un sensor, el motor sabe cuánto tiempo lleva en funcionamiento y avisará cada dos horas para que se realice un descanso.
La centralita del sistema de detección de fatiga y somnolencia analiza todo ese comportamiento del conductor que le envían los diversos aparatos detectores y, si lo considera anormal, emite una alarma, que puede ser sonora o vibratoria en diferentes elementos del coche, como son la vibración en el volante, texto en el panel de mandos o incluso el icono de una taza humeante, también en el panel, en el caso de que nos hayamos pasado de las dos horas sin el descanso oportuno.
Por muchas alarmas que este sistema de detección envíe, el conductor siempre tendrá la decisión de parar o no, de descansar o no. En caso de no hacerlo, el riesgo de accidente se disparará y pondrá en peligro tanto su vida como la de las personas con las que se pueda cruzar.
Desde Mutua MMT Seguros apelamos a la conciencia cívica y vial de todos para que podamos conseguir la reducción de 25.000 muertes y 140.000 lesionados graves. Todo un reto a conseguir.
Fuentes consultadas: