Los días de Semana Santa son unas fechas ideales para salir de vacaciones, ya sea a ver las procesiones que se realizan en diversas ciudades españolas como para disfrutar de unos días de asueto para desconectar del trabajo de todos los días. Eso libera el cuerpo y la mente hasta que llegue el verano con sus más largas y gratificantes vacaciones.
En estos casos, siempre hay que tener cuidado con el hogar y protegerlo como es debido para no tener un disgusto al regresar de los días de descanso. Una de las primeras recomendaciones es tener un Seguro de Hogar, ya seas propietario, arrendador o inquilino.
Como sabemos que, en época de vacaciones, aumenta el número de robos y allanamientos, así pues, lo importante es que nuestra casa no sea un blanco fácil y pongamos los medios necesarios para disuadir a los ladrones, tanto a través de los seguros de hogar como por medio de algunas recomendaciones para que nuestro hogar esté seguro en vacaciones.
Cuando roban en una vivienda hay objetos que se pueden sustituir, pero hay objetos que tiene un valor emocional y que esos sí que son imposibles de restituir.
Existen dos tipos de seguridad para una casa, la activa y la pasiva, que combinándolas adecuadamente conseguimos la mayor protección.
La seguridad activa en el hogar
La seguridad activa en la vivienda se centra en aquellos elementos permanentes de la casa que impiden la entrada de los ladrones, como las puertas blindadas o las cerraduras de alta seguridad. Las puertas blindadas son muy fuertes, pero algunas se pueden abrir con relativa facilidad. Además de las puertas están las ventanas con cristales blindados. Si se trata de un chalé, el cerramiento debe tener dispositivo antitrepa y antivisibiidad, con el doble objetivo de que sea difícil entrar, pero, sobre todo, que sea difícil salir con el botín. Si en el cerramiento se instala una cámara de seguridad se amplía mucho la protección.
La seguridad pasiva en el hogar
La seguridad pasiva en la vivienda se basa principalmente en recomendaciones para disimular una ausencia en la casa, en este caso por unos días de vacaciones. Por ejemplo, una magnífica idea consiste en programar las luces para que se enciendan y se apaguen a unas horas determinadas, cambiando la programación por días. Las casas domotizadas pueden hacer muchas cosas en este sentido, pero si no la tienes domotizada con unos simples enchufes inteligentes, puedes lograr un efecto de encendido y apagado de luces cuando quieras, allá donde te encuentres.
Otra recomendación consiste en no decir nada de tus planes de viaje en las redes sociales, porque es una información que puede llegar a personas que puedan estar al tanto para encontrar el mejor momento de entrar en la vivienda.
El desvío de llamadas también es muy efectivo porque un teléfono sin contestar es signo inequívoco de que no hay nadie en casa.
El buzón ha perdido bastante efectividad para los ladrones porque antes, cuando un buzón rebosaba de cartas, era una señal de que la casa estaba sin gente. Ahora ya no pasa tanto porque la mayoría de la correspondencia nos va llegando por correo electrónico, a excepción de la propaganda tradicional, por ello, nunca está de más encargar a un vecino que vigile el estado del buzón y lo mantenga despejado de papeles.
Una alarma es fundamental. Es seguridad pasiva porque no impide que los ladrones entren, pero sí que sean descubiertos y tengan que abandonar rápidamente la casa.
Como medida disuasoria en todas las casas con alarmas se ponen unas pegatinas en puertas o fachadas para avisar que se cuenta con un sistema de alarma e, incluso, algunas veces se instalan cámaras a la vista para tener mayor impacto.
La hora de cargar el coche con las maletas y con la familia también es importante, porque es la deducción más clara de que alguien comienza unas vacaciones, a tenor de las maletas. Si se puede realizar de una manera discreta mucho mejor.
Fuentes consultadas:
