Las catástrofes naturales y causadas por el hombre son, por definición, eventos enormemente dañinos, afortunadamente poco frecuentes.
El hombre lleva mucho tiempo enfrentándose al problema, problemón más bien, de levantarse de nuevo después de que un tornado, una tempestad, un terremoto o un grave atentado hayan causado graves pérdidas materiales o humanas. Con todo lo que hemos avanzado, todavía no hemos encontrado la manera de vencer a la fatalidad, que acaba presentándose. No obstante, avances se han producido, y muy particularmente en el ámbito del seguro. Más en concreto, del seguro español.
Nosotros, los españoles, tenemos una forma de enfrentarnos al problema de las catástrofes naturales que nos envidian en muchos lugares del mundo.
Desde hace ya más de medio siglo, en España tenemos un sistema especial para enfrentar las catástrofes en lo que se refiere a aquellos bienes y personas que sufrieron dichas catástrofes y que estaban aseguradas; un sistema que es, además, solidaridad pura y dura.
En España tenemos un sistema especial para enfrentar las catástrofes
Mediante este sistema, cada una de las primas de la mayoría de los seguros que se pagan en España debe abonar un recargo (si te fijas bien en el recibo del seguro de tu coche o de tu casa, verás que está ahí). Este recargo se llama recargo del Consorcio de Compensación de Seguros y, efectivamente, se dedica a financiar a esta empresa pública.
¿Qué es el Consorcio de Compensación de Seguros?
El CCS, como hemos dicho, se financia desde los recargos que se cobran sobre las primas de seguros, no desde los impuestos. Ese dinero lo guarda y lo invierte, en espera de que se produzca la catástrofe. Cuando ésta se presenta, el sistema de seguro funciona con total normalidad, con la única diferencia que, en este caso, quien le paga al asegurado su prestación no es su aseguradora: es el Consorcio.
Es un sistema genial. Si te fijas, cada vez que en la tele hablan de inundaciones de cosechas o de terremotos, casi siempre hablan de las mismas zonas de España. Esto es así porque hay zonas de España que se inundan mucho y otras que se inundan poco, como las hay de mayor y menor actividad sismológica.
En casi cualquier otro país del mundo, esto supondría que los asegurados de las zonas que se inundan mucho deberían pagar primas elevadas (su riesgo es muy alto), mientras que los otros las pagarían muy bajas. Pero eso no pasa en España: como cada póliza abona un recargo fijado por la legislación, se paga lo mismo en todas partes.
El cliente de zona seca hace un pequeño esfuerzo, y al cliente de la zona de inundaciones le es más fácil asegurarse. Recuerda que el CCS también paga por catástrofes causadas por el hombre, como el terrorismo. En España hemos vivido décadas de terrorismo, durante las cuales la protección contra ese riesgo salía igual de cara, e igual de barata, en toda España.