En el curso escolar 2021-2022, algo más de ocho millones de niños y adolescentes asistieron a centros educativos españoles, divididos en educación infantil, primaria, especial, ESO, bachillerato y Formación profesional. Es decir, en un tercio de los hogares españoles los hijos van a un centro educativo y ello significa que tienen que cargar con el material escolar, cuyo peso puede repercutir negativamente en su salud.
Para la mayoría de los alumnos, la mochila se convierte en una gran aliada porque, en España no se estila, al contrario que en otros países, las taquillas para tener el material en el mismo centro y así evitar trayectos a casa, y viceversa, cargados.
Eso implica que todos los días, inevitablemente, se debe llevar el material que se vaya a utilizar ese día en clase. Las antiguas carteras se han desechado porque todo el peso estaba soportado por solamente un brazo y era excesivo. Todavía existen las carteras de bandolera, pero solo se utilizan si el peso es muy pequeño, lo que no es habitual.
Las mochilas aportan mucha practicidad y comodidad, pero también tienen sus contras. Muchos estudios se han ocupado de la relación entre el uso de la mochila y el dolor de espalada en los niños.
Lo primero que dicen es que este dolor de espalda no se puede achacar únicamente a la mochila, sino que pueden existir otros desencadenantes, como malas posturas al sentarse, ausencia de ejercicio físico, un mobiliario escolar inadecuado, etc.
Un estudio de la Fundación Kovacs afirma que el 50% de los niños menores de 15 años y el 70% de las niñas han padecido dolor de espalda, por lo tanto, es fundamental elegir bien la mochila.
¿Cómo elegir la mochila escolar?
Todos los estudios aportan un dato fundamental: un niño no debe cargar más del 10% de su peso corporal, como muchísimo, el 15%. Es decir, un niño que pese 40 kg no debería cargar más de 4/6 kg. Según un estudio de la Universidad de Granada, el 23% de las niñas llevan una carga superior al 20% de lo recomendado.
Así que, como primera medida, es recomendable hacer esta sencilla regla de tres para saber exactamente el peso que el niño puede soportar sin problemas, teniendo en cuenta que, además del material escolar, hay que sumar el peso de la mochila, que recomendamos que sea fuerte, pero por razones obvias, ligera.
La segunda medida va directa a la calidad de la mochila, tanto en cuanto a diseño como a los materiales empleados: el respaldo y las correas deberán ser amplias y acolchadas, que se apoye bien en la zona lumbar y que sea del tamaño del torso del niño: 5 cm por arriba de la cintura y un poco por debajo de los hombros con varios compartimentos separados.
La colocación del material es la tercera medida y debe estar distribuido con sentido común: lo más pesado debe ir pegado a la espalda y lo menos pesado -bolígrafos, lápices, reglas, etc.- más alejados. Elegir siempre los elementos menos pesados, por ejemplo, cuadernos de tapa blanda en vez de los de tapa dura.
La mochila con ruedas también tiene sus pros y sus contras. Aunque es más cómodo tirar de ella cuando se va por un terreno llano, el problema aparece con los tirones que sufre la muñeca cuando hay que subir o bajar escaleras o cualquier desnivel brusco del firme.
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