Cuando una persona llega a una determinada edad y no quiere dejar su casa, debe adaptarla –como también debe adaptar su comportamiento- para vivir en un entorno más seguro.
De la misma manera que se adaptan los hogares cuando hay niños pequeños, se deben tomar ciertas medidas cuando las personas se hacen mayores, ya que no se tienen las mismas capacidades, ni físicas ni psíquicas, que en épocas anteriores. Debemos tener conciencia de que los reflejos, la visión, la capacidad espacial, etc., van perdiendo facultades y que las reacciones ante una situación difícil serán más tardías y lentas que antes, con las consecuencias que pueden acarrear.
La mayoría de las veces no se quiere admitir que se ha llegado a este nuevo estado, pero hay muchas evidencias de que está sucediendo un gran cambio y por lo tanto, se tienen que cambiar ciertas cosas tanto de comportamiento como en el entorno más próximo y cotidiano.
De la misma manera que se adaptan los hogares cuando hay niños pequeños, se deben tomar ciertas medidas cuando las personas se hacen mayores.
Este artículo va dirigido tanto a las personas mayores que viven solas en su casa, como a aquellos que tienen a personas mayores viviendo en la suya.
Es muy importante que la relación de estas personas con el resto de la familia esté muy cuidada para que no haya tensiones que puedan perjudicar la normal convivencia en el hogar, además de todas las recomendaciones para la seguridad física. De estos dos aspectos vamos a hablar aquí.
Como hemos dicho, los cambios deben hacerse extensivos tanto a las facultades físicas como a las psíquicas. Primero queremos hacer hincapié en las psíquicas, las que afectan al comportamiento.
Ellos se notan con menos vitalidad y consideran que están en un periodo de su vida en el que se ve el declive. Esto les puede hacer caer en una depresión, con todo los riesgos que ello conlleva.
Para preservar el positivismo y que no caiga el ánimo es importante seguir estos seis puntos:
1º) Fomentar una actitud efectiva para que no se metan en pensamientos negativos, que solo llevan a enfermedades.
2º) Realizar una actividad física, como ir al gimnasio o simplemente andar.
3º) Arreglarse y cuidar el aspecto personal: estar en casa, y salir a la calle, bien vestidos, aseados…
4º) Sentirse útiles en la casa realizando alguna tarea del hogar: comprar el pan, por ejemplo.
5º) Crearse una rutina para tener cosas que hacer; una hora para el aseo, leer el periódico. Si viven solos, atender las finanzas de la casa, etc.; si viven con su familia, que esta rutina no coincida con la del resto de los miembros: dejar el aseo para cuando se hayan ido todos…
6º) Aprender cosas nuevas o, por lo menos, practicar y usar el cerebro. Leer, ver documentales, hacer crucigramas, jugar a las cartas, etc.
Luego está la adaptación de la casa a las especiales características de movilidad y capacidad de reacción de las personas mayores. No se trata de convertir el hogar en una residencia de mayores, pero sí tener ciertos cuidados y prevenciones para que no ocurran accidentes.
La Comunidad de Madrid ha editado una guía para la prevención de accidentes en las personas mayores en el hogar que es de obligada lectura para toda aquel que esté sensibilizado con este tema.
No se trata de convertir el hogar en una residencia de mayores, pero sí tener ciertos cuidados y prevenciones para que no ocurran accidentes.
Es un documento que primero se ocupa de las lesiones producidas por caídas, golpes y cortes, haciendo un recorrido por los posibles lugares donde se producen: escaleras, suelos, baños, dormitorio, cocina, y pone las soluciones para eliminar o, por lo menos, minimizar estos riesgos.
Contempla las quemaduras y la prevención de incendios. Son bastantes los elementos existentes en una casa que pueden provocar este tipo de accidentes: las placas de la cocina, el horno, los braseros eléctricos o de carbón, las estufas, las bolsas de agua o mantas eléctricas, los aparatos e instalaciones eléctricas, los baños y las duchas.
También se ven las incidencias que pueden ocurrir si en la casa vive algún fumador.
Al pasar revista a todas estas situaciones el documento nos conduce a una serie de recomendaciones entre las acciones que se deben evitar y las que se deben realizar.
Aquí resumimos la amplia serie de consejos:
1º) Tener siempre una buena iluminación.
2º) Utilizar las barandillas al subir y bajar las escaleras además de ir bien calzado –nunca andar únicamente con calcetines o medias-.
3º) E instalar suelo antideslizantes en el baño y agarraderas para entrar y salir de la ducha o la bañera.
Después viene el apartado de las intoxicaciones. Se refieren a las que pueden ser producidas por el gas, por los productos tóxicos que hay en el hogar –como los medicamentos y productos de limpieza-; los alimentos en mal estado; etc.
También revisan por qué se pueden producir los atragantamientos y lesiones por cuerpo extraño; los daños producidos por temperaturas extremas e, incluso, tienen en cuenta ciertas características como las condiciones de la vivienda, la iluminación, las reparaciones domésticas.
Como hemos dicho, es una auténtico manual de cómo adaptar la casa a las personas mayores, de una manera sencilla, con un gasto mínimo y con mucho sentido común.
Es una auténtico manual de cómo adaptar la casa a las personas mayores, de una manera sencilla, con un gasto mínimo y con mucho sentido común.
Estas recomendaciones, sumadas a las que comentamos respecto al comportamiento, nos proporciona una ayuda inestimable para que el hogar siga siendo un lugar seguro y sin riesgos.
SI tienes personas mayores cercanas que viven solas sería conveniente que les convencieras para adaptar todas estas recomendaciones. O por lo menos, las más importantes.
Si vive contigo alguna persona mayor, debes hacer todo lo posible para dar a tu casa la mayor seguridad para ellos.
¡ Te evitarás muchos problemas.!