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    14/05/2020 (actualizado: 24/06/2021)

    Cómo arrancar un coche tras mucho tiempo parado

    La crisis del COVID-19 nos ha obligado a parar el ritmo de vida diario. Aunque durante las semanas de estado de alarma muchas personas han seguido utilizando el coche, ya sea para trabajar, para hacer la compra o para asistir a algún familiar mayor, también hay quien, gracias al teletrabajo y al comercio de proximidad, ha dejado aparcado su coche durante un tiempo. Con la desescalada, pronto estos coches volverán a estar en circulación. Si es tu caso, toma nota de estos consejos antes de volver a circular.

     


    Estas son las seis cosas más importantes que debes revisar antes de circular con un vehículo que lleva mucho tiempo estacionado:

    1. Niveles de líquidos

    Esta es una de las revisiones que hay que hacer de forma periódica. En contra de lo que puedas pensar, incluso si no empleas tu coche durante una temporada, como te ha podido ocurrir ahora, los líquidos pueden disminuir. Entre otras cosas, por las condiciones atmosféricas. La primera comprobación que debes realizar, es verificar si en el suelo hay restos de líquidos. Posteriormente debes mirar los niveles de los siguientes líquidos (consulta cómo hacerlo en el manual de tu vehículo):

    • Aceite
    • Líquido refrigerante
    • Líquido de frenos
    • Limpiacristales

     

    2. Estado de la batería

    La batería es la principal perjudicada por la inactividad. En caso de que el coche directamente no arranque, ni se enciendan los pilotos del salpicadero, lo más probable es que se haya descargado. Necesitarás unas pinzas eléctricas para recargarla usando la batería de otro vehículo o un cargador de batería externo.

     

    3. Luces

    Es importante comprobar que todas funcionan. Ya sabes cuáles son:

    • Cruce
    • Carretera
    • Frenado
    • Indicadores

     

    4. Neumáticos

    Si uno de tus neumáticos está pinchado te darás cuenta fácilmente. Después de tener el coche parado, puede que te lo encuentres por los suelos. Pero ojo con las ruedas. A simple vista te puede parecer que están bien, pero no te la juegues. Ve a la gasolinera y comprueba que tienen el nivel de presión correcto. Es muy peligroso circular con las ruedas sin la presión adecuada. El fabricante de tu coche habrá puesto una etiqueta en alguna parte del vehículo donde aparece indicada la presión a la que deben estar las de cada eje en función de la carga del vehículo. También puede venir en el manual del coche.
    De paso, comprueba que los neumáticos no están desgastados. Ya sabes el truco: coge una moneda de 1 euro. Si el relieve del neumático supera el contorno dorado de la moneda (min. 1,6 mm), todo está bien. Si no lo hace, toca renovarlos.

    5. Funcionamiento de los frenos

    Es fundamental asegurarte de que los frenos funcionan de manera adecuada. Presta mucha atención al cuadro de mandos nada más arrancar, por si se enciende algún testigo relacionado con los frenos. Luego, recorre unos pocos metros para comprobar que los frenos responden de manera adecuada.

    6. Indicadores del panel de control

    El panel de control de un vehículo puede tener, especialmente en los coches más nuevos, decenas de testigos con todo tipo de indicaciones: desde la activación del freno de mano hasta el nivel del líquido de frenos pasando por la temperatura del refrigerante. Es importante que comprobemos que no se activa ningún testigo que indique avería o falta de suministro. No olvides revisar el manual de uso del vehículo en caso de que no conozcas el significado de alguno de los testigos.

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    Y estas son tres averías frecuentes tras tener el vehículo inmovilizado algún tiempo:

    Posibles averías tras un período de inactividad

    En vehículos modernos un par de meses de inactividad no deberían afectarles, los efectos negativos del estacionamiento prolongado llegarían al acercanos al año. No ocurre lo mismo, sin embargo, en vehículos con varios años de antigüedad para los que unos meses de inactividad podrían tener importantes consecuencias ya que, por ejemplo, algunas piezas del coche pueden estropearse al no ser usadas. Estas son tres de las averías más frecuentes:

    Sulfatado de la batería

    La batería es uno de los elementos más perjudicados por la inactividad de un coche. Además de descargarse, puede sufrir el sulfatado de los bornes. Esto ocurre precisamente cuando no se recarga de forma periódica la batería, así como cuando se calienta demasiado o los componentes no están bien apretados. Si se da este caso en nuestro vehículo, ¿qué debemos hacer?

    • Si la afectación está en toda la batería, sustituirla por una nueva.
    • Si solo los bornes están afectados, podemos limpiarlos de la siguiente forma: Retira la batería. Diluye un sobre de bicarbonato en medio vaso de agua y aplícalo con un cepillo sobre los bornes. Al finalizar la limpieza, se aclara con agua limpia. En todo el proceso hay que usar siempre guantes y gafas protectoras.

    Deformación de los neumáticos

    Más allá de la pérdida de presión, si no hemos tenido la precaución regularmente de mover ligeramente el vehículo para modificar el punto de apoyo de los neumáticos, estos podrían haber quedado deformados al soportar el peso del vehículo siempre en el mismo punto. Es importante revisarlos y cambiarlos en caso de detectar irregularidades.

    Avería del aire acondicionado

    Para que el sistema de aire acondicionado de nuestro coche funcione bien es importante que se active con regularidad, aunque solo sea unos minutos. Al ponerse en marcha, el gas refrigerante empieza a circular y con ello se mantienen lubricados todos los elementos del circuito. Tras mucho tiempo inactivo, es posible que se produzca una avería en alguna parte del circuito.

    Recuerda acudir a un profesional ante cualquier duda sobre fallos del vehículo, especialmente aquellos que puedan repercutir en la seguridad del vehículo en la carretera. Con tu coche totalmente operativo y tu seguro de coche al día, disfruta de la carretera con la prevención habitual.

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