Cuando llega el buen tiempo, el monótono mundo de nuestro día a día se despuebla. En los lugares que estamos acostumbrados a ver abarrotados de gente ahora aparecen como si alguien hubiera anunciado el inicio de las guerras robóticas. En muchas empresas, el personal comienza a gotear hasta que sólo queda el friki al que no le gusta la playa. Las grandes ciudades, donde vivimos muchos de nosotros, parecen aletargarse. Es fácil pensar, por lo tanto, que entre los aletargados también se han de encontrar los aseguradores. Si en verano todo se para, también se pararán los problemas y los percances, ¿no? Pues no, más bien al contrario.
Es cierto que hay seguros que trabajan menos en vacaciones; pero eso no esconde la realidad de que, la verdad, los problemas que soluciona el seguro apenas se detienen en verano o en Navidad. Algunos, como lo robos, incluso se incrementan. Según nuestros datos, por ejemplo, el mes de agosto contiene el 8,5% de los días del año; pero en él se produce el 9,7% de los robos.
En realidad, la situación a la que más responde el tipo de problemas que solventa el seguro es la regularidad. En verano no hay más, pero tampoco muchos menos percances que atender. Fíjate, por ejemplo, en la representación gráfica del volumen acumulado de accidentes de chapa que hubo en España en el año 2017.
Como puedes ver, los accidentes de chapa que atiende el seguro del automóvil conforman, sumados día a día, un triángulo rectángulo casi perfecto. La hipotenusa, que es la evolución de ese número acumulado de accidentes, tiene algunas pequeñas imperfecciones, pero muy pocas. Esto sólo quiere decir una cosa: la cifra de percances es mucho más regular de lo que nosotros sospechábamos. Cierto, la gran ciudad se vacía en verano; pero muchos de esos vehículos, por así decirlo, se van a otra parte a darse algún que otro golpe.
Otros datos, también del seguro del auto, indican que la frecuencia diaria de percances de la circulación en el tercer trimestre del año (el netamente vacacional) en comparación con los otros tres, prácticamente no presenta diferencias.
A esto hay que unir seguros con notable vocación veraniega, como el de asistencia en viaje, para el que obviamente los tiempos vacaciones son temporada alta.
Así pues, el seguro está abierto por vacaciones. Si no lo estuviera, estaría dejando de cumplir con muchos de los servicios de sus clientes. Cuando te toque descansar, por lo tanto, que sepas que tendrás adónde acudir si ocurre algo desagradable e inesperado.